Benedetti: el suspiro de la inmortalidad

“Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace”.
La primera vez que escuché la poesía de Mario Benedetti era muy pequeña, pero desde entonces, me hice adicta al escritor uruguayo y devoraba sus textos con la ansiedad de quien los necesita para poder respirar.
“Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño.”
Y es que Benedetti transmite con sus palabras los más complicados sentimientos y trasporta a universos desconocidos compuestos de recursos literarios y expresivos que convidan a convertir cada momento en poesía.
“Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí”.
El autor de novelas como La Tregua y Gracias por el fuego, incursionó en distintos géneros literarios, con un estilo conversacional y fluido que en muchas ocasiones provocó la crítica y la incomprensión.
“Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades”.
Militante de izquierda hasta la médula, Benedetti vivió en el exilio durante diez años. Fue dueño de una pluma sólida, capaz de escribir con la mayor pasión del mundo hasta de los elementos más insignificantes. Participó además, en numerosos recitales y conciertos sobre sus propios poemas o textos de otros autores. Por eso hoy, podemos disfrutar de sus versos unidos a su voz.
“Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni por cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen. Me gusta la gente que tiene personalidad”.
A 95 años de su natalicio, Benedetti es considerado como una “presencia ausente”, porque la parca en una lucha absurda pensó que el 17 de mayo de 2009 había ganado la batalla, pero lo que no sospechaba era que el escritor uruguayo dejó un legado que, cual piedra filosofal, ya lo había inmortalizado.
“Con gente como esa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido”.
Sin duda alguna, Benedetti fue de esa gente que es capaz de entregarlo todo por lo demás, de esa gente capaz de ser gente y de ser poesía a la vez.

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